Un administrador de activos debe dominar algunas importantes habilidades.
La industria de la gestión de activos cada vez demanda una mayor preparación a sus dirigentes, ya que las principales firmas del sector han convenido que el desempeño profesional debe estar acompañado de una serie de habilidades personales e intelectuales que potencien el rol del administrador de activos.
A continuación, se detallan algunas de las características que más se valoran en el administrador de inversiones de hoy.
Gran capacidad analítica
En la actualidad, un gestor de activos debe gozar de un razonamiento económico sólido y de una buena capacidad de visión general, así como también debe incluir una sana comprensión de la macroeconomía global y la geopolítica.
Aunque muchos especialistas financieros se centran en un país o región en particular, se espera cada vez más que sean capaces de analizar el impacto interregional de ciertos eventos.
Los precios más altos del petróleo, la desaceleración del crecimiento estadounidense, el rol de China en la economía global y los vínculos financieros, por ejemplo, tienen efectos globales potencialmente importantes, y los clientes esperan que las firmas que gestionan activos tengan un análisis que pondere estos temas.
El estereotipo que cobra vigencia para el administrador de activos en el siglo XXI realza, tanto las habilidades matemáticas, como las habilidades de razonamiento económico. Las firmas quieren contratar profesionales que demuestren interés en el campo de las finanzas y que tengan la capacidad de pensar fuera de sus propias especialidades.
Los expertos en ingeniería, matemáticas o física generalmente se contratan para grupos que manejan múltiples activos o para ejercer roles en el comercio y la gestión de riesgos, donde la capacidad de trabajar con datos y modelos es de gran importancia.
Las empresas con un estilo de gestión poco tradicional pueden contratar personas con antecedentes académicos y profesionales muy diversos, ya que se han convencido de que todos aportan diferentes habilidades, por su capacidad de evaluar distintos escenarios.
Gestión del conocimiento
Algunos analistas estiman que los programas de matemáticas financieras están divorciados de los eventos del mundo real, lo que redunda en profesionales que pueden dar solución a ecuaciones financieras, pero que carecen de conocimientos más amplios para asociar las mismas a los eventos del día a día.
La crisis financiera derivada del evento pandémico ha creado una demanda de pensamiento crítico, por lo que una adecuada gestión del conocimiento facilitaría familiarizarse con él.
Por lo tanto, un administrador de activos debe ser un profesional que ha desarrollado intereses no solo en las finanzas, sino también en cuestiones de historia, economía política, filosofía, ciencia e incluso las artes. El especialista debe contar con las herramientas para analizar críticamente las teorías y los eventos del día a día.
Sólidas habilidades de comunicación
La capacidad de comunicarse y de ganar adeptos a las ideas propias es un recurso muy importante que valoran las empresas de gestión de activos.
Una parte significativa del trabajo de un administrador de activos hacia los inversores es la claridad en la comunicación, ya que debe tener la capacidad de explicar de forma convincente el bajo rendimiento que pudiera tener un activo; y a su vez tener planes alternativos que permitan subsanar las pérdidas que pueda arrojar el modelo de inversión en un plazo determinado.
Por otra parte, la capacidad de comunicarse con colegas dentro de la misma organización también es un recurso muy valorado, y es que en ambientes tan competitivos a veces cuesta doblegar los egos.
Los administradores de inversión deben tener canales de comunicación fluidos con sus compañeros y la convicción de poder cambiar de opinión cuando se presentan hechos nuevos o argumentos más sólidos.
Un gestor de activos sin fuertes habilidades de comunicación será presa fácil del pensamiento crítico, lo que puede llevarle a rechazar ideas valiosas por ser mal comunicadas.
El conocimiento amplio ayuda a encontrar escenarios paralelos convincentes, a cuestionar posiciones e ideas objetivamente y a situarlas en una perspectiva histórica o científica que permita tomar las decisiones más apropiadas para la organización.
Segmentación de la información
Otra de las habilidades muy valoradas en la industria de gestión de activos es la capacidad de razonar, es decir, de asimilar grandes cantidades de información y de separar los datos verdaderos del ruido a través del análisis.
Un buen razonamiento macroeconómico requiere la capacidad de ver el panorama general. Es por ello por lo que los profesionales del sector necesitan dominar un conjunto de herramientas que les permitan analizar un problema tanto analítica como matemáticamente.
Pensamiento innovador
Finalmente, y como punto clave, un administrador de activos tiene que gozar de un pensamiento innovador que sirva para comprender, criticar y encontrar nuevos ángulos desde los cuales abordar el problema en cuestión. Para cultivar esta habilidad, es necesario exponerse a ideas que valoren y promuevan la diversidad de pensamientos y sus perspectivas.
Cuestionar puntos de vista, realizar trabajos interdisciplinarios, apreciar los diferentes enfoques culturales y participar en la construcción de escenarios detallados que se centren tanto en los pronósticos de referencia, como en los eventos atípicos, son tareas que enriquecen el accionar de cada administrador de activos, para cuando llega el momento de aportar soluciones.
Las empresas de gestión de activos se centran en el desarrollo de su personal para que, en el futuro, impulsen a toda la industria.
No se trata sólo de inculcarles el interés y la pasión por los mercados financieros, se trata de dotar a cada profesional de una fuerte motivación, para que así prevalezca la confianza en sí mismo y se enriquezca el trabajo en equipo.