- En este artículo descubrirá las ventajas de los ETFs y cómo evitar los errores más comunes a la hora de invertir en ellos.
- Además, aprenderá a analizar sus estrategias de inversión y composiciones para alinearlos con los objetivos de inversión de sus clientes.
- FlexFunds estructura diferentes tipos de estrategias de inversión a través de vehículos de inversión similares a los ETFs y cuenta con un equipo especializado para reempaquetar su estrategia de inversión en este tipo de instrumentos, potenciando su alcance. ¡Contáctenos!
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¿Qué son los ETFs y cómo funcionan?
Una de las posibilidades que hay para invertir en bolsa, cuando se tiene poca experiencia y conocimientos básicos, consiste en hacerlo mediante fondos de gestión pasiva, ya que se suelen caracterizar por su mayor diversificación y riesgo más reducido, además de tener menores comisiones.
Los ETF son un claro ejemplo de ello. Aunque han ganado popularidad entre los pequeños inversores en los últimos años, también son muy utilizados por los profesionales debido a su capacidad de diversificar las carteras. Los ETFs permiten una exposición a una amplia gama de activos, lo que ayuda a reducir la volatilidad de la cartera.
Así pues, un ETF es un vehículo de inversión que cotiza en bolsa y que está formado por una cesta de activos tales como acciones, bonos y materias primas. Su operativa es sencilla y los más habituales replican índices como el S&P 500, NASDAQ-100, metales como el oro o bien, conjuntos de acciones, agrupadas por sectores como el biotecnológico, las tecnologías de la información o mercados geográficos.
Sin embargo, además de saber qué son los ETF, cómo funcionan y por qué es un producto bastante atractivo, muy recomendado por la mayoría de los asesores financieros, también es conveniente saber cómo sacarle el máximo provecho, evitando errores comunes que se pueden cometer. Porque no siempre es oro todo lo que reluce y, por ello, es fundamental saber si un ETF es bueno y adecuado a la estrategia de inversión de cada persona.
Ventajas de los ETFs: liquidez, transparencia y menor volatilidad
Entre sus principales ventajas, se encuentran, además de la menor volatilidad, el hecho de que coticen en bolsa, lo que hace posible que se negocien como acciones, mejorando su liquidez. También, destacan sus bajas comisiones por ser, la inmensa mayoría, un producto de gestión pasiva, y su gran transparencia, ya que diariamente se publican los activos que conforman la cartera del ETF y su valor liquidativo. Si, además, tal y como afirman numerosos estudios, los responsables de fondos de inversión de gestión activa no suelen ser capaces de superar el rendimiento de los índices que replican, sus comisiones tan elevadas quedan injustificadas, lo que mejora el atractivo de los inversores hacia el ETF que suele tener mayores ventajas frente a los fondos tradicionales y se adaptan mejor a las modernas estrategias de inversión.
Aunque los ETF son un excelente vehículo de inversión, su elevada demanda, tanto entre principiantes como inversores experimentados, ha fomentado el diseño de diferentes tipos, desde los tradicionales a los sintéticos, pasando por los inversos y los apalancados, pudiendo crearse diferentes variaciones en una cartera. Pero, a veces, se desconoce lo que hay tras este producto, pudiéndose cometer errores y malinterpretaciones, que pueden conllevar sorpresas desagradables. Por ello, en FlexFunds estructuramos diferentes tipos de estrategias a través de vehículos de inversión listados, similares a los ETFs. Además, disponemos de un equipo especializado para guiarle en el proceso de emisión.
Los 10 errores más comunes al invertir en ETFs
Entre los errores más comunes, que suelen cometer quienes invierten en ETF, destacan los que se deben a la falta de atención a determinados factores clave como:
1. Estrategia de Inversión del ETF
No analizar la estrategia de inversión del ETF ni su composición es uno de los errores más habituales ya que es fundamental comprender qué subyacente sigue el ETF para ver si se adapta a los objetivos del inversor. Por otra parte, saber en qué se está invirtiendo y comprenderlo es determinante. Se debe analizar en qué medida la rentabilidad del ETF se acerca a la del índice que replica y cómo de consistente es el seguimiento.
2. Plan de Inversión del comprador
No disponer de un plan de inversión a largo plazo, que permita tener diseñada la hoja de ruta y los objetivos que se persiguen, así como los riesgos a asumir, puede llevar a tomar decisiones basadas en las emociones, impulsivas y poco racionales. Tener una hoja de ruta y fijarse objetivos a futuro, junto a un plan de contingencia, puede ser una buena idea para evitar disgustos.
3. Vigilar la cartera y su evolución
No supervisar la cartera con regularidad y pensar en que todo irá bien, es una mala decisión. Una cierta mayoría de ETF que cotizan tienen alta probabilidad de obtener una pobre rentabilidad y desaparecer. El seguimiento de la cartera es clave para evitar disgustos y realizar los ajustes que sean necesarios.
4. Gastos asociados y comisiones
Comprar y vender con demasiada frecuencia puede conllevar gastos mayores de los previstos erosionando la rentabilidad. Reajustar la cartera de los ETF de un inversor supone afrontar comisiones de venta, comisiones de compra del nuevo ETF y tributar por las plusvalías. Los gastos asociados erosionan las rentabilidades obtenidas y la brecha frente a las esperadas.
5. Liquidez
No analizar la liquidez del ETF puede generar pérdidas o problemas a la hora de recuperar el dinero en la venta. Si los valores que forman el índice que replica el ETF no son negociables o son poco líquidos, el ETF puede cotizar con prima, en la compra o a descuento en la venta, la horquilla de precios de compra y venta será más amplia pudiendo cotizar con prima cuando el precio es superior al valor liquidativo o con descuento, en las operaciones de venta, cuando el precio se encuentra por debajo de dicho valor. En estos casos, se recomienda que las órdenes de compra o venta sean limitadas en vez de a precios de mercado.
6. Estructura y funcionamiento interno
Los ETF tienen una estructura y funcionamiento que es importante conocer antes de invertir porque puede impactar en su nivel de riesgo, las comisiones y las pérdidas. Entenderla en profundidad, permite comprender cómo sigue al índice que quiere replicar y que activos pueden formarlo, lo que afecta al riesgo y al coste. Puede tratarse de un ETF de réplica total (invirtiendo en los mismos activos que el índice) o sintético, apoyado en futuros y derivados emitidos por un tercero, lo que aumenta la exposición al riesgo, tanto por el subyacente como del tercero.
7. Rentabilidad
Suponer que la rentabilidad pasada del ETF se va a trasladar a futuro suele ocurrir en inversores menos avezados ya que, muchas veces, quedan atraídos por la rentabilidad histórica anunciada sin tener en cuenta el periodo de tiempo donde se ha alcanzado y si lo ha hecho de forma continua o puntual. La consistencia de este aspecto a largo plazo debe ser uno de los criterios a considerar ya que, si la rentabilidad anunciada es similar a la media de los últimos 5 años, aumentará la probabilidad de estar ante una buena elección, aunque eso no impide que cualquier cambio en el entorno afecte negativamente.
8. Alteraciones en la volatilidad
Muchas veces se apuesta por un ETF sin considerar los factores que impulsan una mayor volatilidad de este, que puede venir derivada de la volatilidad del subyacente o bien de la falta de liquidez del propio ETF. En ambos casos, la consecuencia es un ensanchamiento de la horquilla de precios, que puede ser perjudicial. Otra situación similar es su operativa en momentos donde la variación del precio es mayor, como es durante los primeros y últimos minutos de la apertura y cierre del mercado donde cotizan, respectivamente. Así pues, evitar operar en estos intervalos de tiempo, ayuda a afrontar una menor volatilidad y, por tanto, menor riesgo.
9. El Mercado del ETF
Se debe tener cuidado con la exposición geográfica del ETF, pues se puede enfocar en un mercado específico que podría no adaptarse a los intereses del inversor o no mitigar el riesgo, por la sobreexposición a un determinado mercado. El valor liquidativo de un ETF se calcula al cierre del mercado local, lo que puede generar problemas si se desea operar cuando el mercado del subyacente asociado tiene un horario diferente al del mercado en el que cotiza el ETF, lo que implicará que este último cotice a un valor diferente al liquidativo, por tanto, ampliando la prima o el descuento, por la divergencia existente entre los precios. Por ello, es recomendable diversificar geográficamente y por tipos de activos.
10. Fiscalidad
Al igual que la inversión en otros productos financieros, siempre hay que tomar en cuenta su tributación y las obligaciones fiscales que conlleva, pues no cumplir con algunas, puede traer importantes sanciones que diluyen la rentabilidad final del ETF. En algunos países, al contrario de los fondos indexados, los traspasos de un ETF a otro no están exentos de tributación. Por otra parte, si el bróker tiene la depositaría en el extranjero, es probable que no notifique a la hacienda del país donde reside el tenedor, ni los rendimientos ni las plusvalías generadas y, por tanto, es el propio inversor quien debe realizar las declaraciones informativas correspondientes, pudiendo acarrear una sanción si no lo hace.
Aunque existen muchos otros riesgos asociados a la operativa con ETF, los que se han detallado suelen ser los más comunes. Por tanto, se debe prestar gran atención a todos ellos, en especial, por parte de aquellos inversores que podrían dejarse cegar por las bondades de este producto y tomar decisiones inadecuadas para su perfil.
Si tiene alguna duda, puede ponerse en contacto con uno de nuestros expertos financieros para realizar su consulta.